viernes, 27 de abril de 2012

Vino en el comedor


Viernes, tres de la tarde, calle del Pez, bajando a la derecha. 

El salón de La Mucca bulle de vida con su menú del día de diez euros con noventa. Dicen que es víspera de puente y eso se nota en las mesas, hoy un poquito más anchas. Los clientes comen y hablan; es viernes, y eso ya es motivo de satisfacción. Bajando a la izquierda, una pareja habla, alto, claro; la chica se deja oír porque tiene ganas de decir su nombre, de tener una cara en los demás; el chico la mira y bebe; tranquilo en su sillín, espera.

Ella se llama Lorena y escribe novelas por amor y profesión. Él es Javier, bilbaíno con careta de italiano, alto y delgado. También escribe libros, pero las letras no le dan para final de mes; por eso es periodista, porque ya no hay marcha atrás. 

Javier y Lorena beben vino porque sí, porque es tarde de viernes y la noche no les daba para más. Se comen sin quererse, a ratos, a bocaos… él le dice que está loca, porque se acaban de conocer; ella se levanta y le besa, le insulta, se ríe, y vuelta a empezar. 

Son las tres y media bajo la calle del Pez. En Madrid comienza un puente.