martes, 13 de octubre de 2009

las chicas sólo quieren divertirse -octubre cae en jueves, segunda parte-

El chico ya no quiere tempestades; hoy no. Ha salido del seto con la agenda en la pechera, colgado numeritos. ‘Hoy es jueves, otra vez… y yo sin darme cuenta’. No sabe por qué se tuvo que esconder; su memoria es más lista que él y ya lo acuna con montañas de presente. Hoy luce el sol, por casualidad, como el amor en los juegos de Kundera. ‘Y se agradece, sí señor’; el chico sabe disfrutar de las casualidades.

Octubre clarea, disfrazando de colores un minimundo de grises rumbo al frío. El chico mezcla la soledad de la calle con la soledad de la alcoba, por cambiar de aires. Ve una peli de amor cruel, de los dramas que se aplauden porque ‘joder qué puta es la vida y qué bien la muestra el director… ojalá tuviera también valor para el suicidio’. Piensa en el protagonista. Es un hombre bueno, pero eternamente equivocado; y sí, paga su equivocación despreciando a la chica a la que ama, la chica perfecta, bella y frágil, llena de amor y desaliento. El hombre es un cabrón, aunque tenga sus motivos. La peli es grandiosa, pero el chico piensa que el amor ya nunca es lo que quiere hacer de él el hombre duro. ‘Eso ya pasó de moda’.

‘Y yo no soy un hombre duro, que es lo peor’. El chico piensa ahora en chicas, en las de verdad. En aquella chica de la boda… sí, la novia de guapa y blanco que se había ido de casa un mes después, sin respuestas y sin nada de nada, despidiendo a su recién marido; un supuesto amor de cien a cero en cuarenta días, y quién sabe qué pocas noches. Y piensa en la chica que lloraba en la cama; la que después rió en la suya, con los dedos en su espalda y los susurros en el viento. La misma que pasó a la cama de al lado, al poco rato de su ‘hasta luego’. Y piensa en la chica de ayer, la suya. Su memoria le devuelve los recuerdos de las noches pasadas bajo el seto. ‘Sí…’, piensa, ‘eso era… la siguiente estación’; su cabeza ya revolotea, perdiendo el suelo. ‘Quizás sí que quede la esperanza’.

Entre tanto pensamiento, una canción antigua suena de fondo en una mueca más del mundo, perversa por casualidad. ‘Girls just wanna have fun’. El chico sonríe. Piensa en la chica de la peli, la bella enamorada. ‘Ella quería ser feliz; las demás ya sólo quieren divertirse’.