jueves, 18 de marzo de 2010

llega el sol

A Javi le gusta tanto la primavera… le gusta volar, hacer cabriolas; le gusta el chapoteo de los días grises, de esa lluvia tonta y calentita, que empapa de pura estética a los novios tontos que juegan a besarse bajo el agua de este cielo ya climatizado.

A Javi le gusta pasear con gafas negras. Le gusta mirar; comprobar cómo la ciudad le va ganando grados al invierno, cómo el color pisotea al negro, cómo las niñas alegran minifaldas al mundo de la carne y los niños se esfuerzan por lucir ese bíceps tatuado de onanismo juvenil.

Le gusta, sí. Quizás por aquello de la luz después de las tinieblas, o por las noches de primavera que quedaron atrás. Sí, puede que sea eso; un recuerdo, una imagen que lo cubre todo. Una noche de abril con tres copas y una mujer. Un vestíbulo, un jardín. Unos labios endulzados en carne viva y un alegre sudor mañanero de bulto en el colchón. Javi no sabe por qué, pero le gusta este retazo veraniego y multicolor… Ya no llora la guitarra psicodélica, ya no se acurruca solo en el colchón. Ahora ríe y sale al sol.