lunes, 26 de octubre de 2009

Psicodelia musical para un lunes con agujetas

Para un lunes que pesa, como hacía mucho. Uno enciende la tarde bocarriba y ojiplático, esperando un guiño de una cama que devuelve soledad; el sol se marcha sin un mísero ‘hasta luego’, a la traición de un olvido veraniego que no asume todavía la noche de las seis y diez. En la radio suena un disco: ‘Since i´ve been loving you’. Psicodelia pura. La cama comienza a levitar.

Una guitarra dolorida, dulce; la cuerda tararea un poema setentero y lejano hasta el infinito, hasta dentro; la batería acuna a pedaladas un paseo por la calle de la lírica mojada. La noche se convierte en humo y whisky. Los ojos se cierran; la tierra se frena bajo los pies; la música marea con su veneno… dulce y cálido veneno. ‘Sí… cualquier droga bastará…’

El sueño comienza a bailar, en una paz narcótica y semidespierta. Ella vuelve a aparecer. Su imagen se viste en blanco y negro, sobre la almohada; piel morena, ojos de cristal. Su cara juega con el humo de las notas. La guitarra la viste de esta psicodelia cuarteada y gris. Su voz se mezcla en caja y bombo, en ese compás de tres segundos. Un alarido de voz, tras el micrófono; millones de palabras que siempre guardaban el mismo secreto. ‘¿Dónde estará?’ El blues de Robert Plant no está hecho para las respuestas.